lunes, 17 de junio de 2013

¿Cómo he llegado hasta aquí?

    Me declaro fan incondicional de Disney. Mis hijos y mis hijas serán de los que vean películas de Disney aunque hayan pasado años. No por nada, sino porque desde hace mucho tiempo estoy coleccionando todas las películas en DVD. Cuando se trata de alguna ocasión especial, del tipo cumpleaños o santo, mis familiares y amigos me preguntan ¿qué quieres que te regale? Y mi respuesta siempre es la misma: una película de Disney. Y encima de que lo pongo fácil, se enfadan porque les parece 'poco regalo'. ¡Con lo feliz que soy yo cuando me las regalan!

    Una manera rara de comenzar una reflexión de una asignatura de la carrera, ¿no? Pues sí, para qué nos vamos a engañar. Pero he comenzado de esta forma porque, sinceramente, aunque en algunas películas se vea desigualdad de género (soy maestra de Educación Infantil, ya me encargaré de explicar a los más pequeños los errores de estas películas) en Disney siempre identifico situaciones y momentos vividos propios. Como ahora. Como hoy.

    Hoy, soy Mulán. Mulán era una chica que, por honrar a su familia fue capaz de lo imposible, con mucho esfuerzo, muchas lágrimas, muchos sacrificios que no tenía por qué hacer; aunque ella tenía claro que sí tenía por qué: por su familia, porque ellos estuvieran orgullosos de su labor. Peleó, se arriesgó, la echaron por ser mujer, no se dio por vencida y, al final, ganó. Ganó no una medalla, eso a ella le daba igual, sino que ganó ser el orgullo de su familia, que sus propios padres le dijeran: 'estamos orgullosos de ti'. ¿A qué persona le hace falta más en el mundo para ser feliz?




    Esta escena, a mi parecer, describe el proceso por el que he pasado en esta asignatura: Orientación Profesional... ¿¿QUÉ?? ¡Pero si yo quiero ser maestra! ¡Esto no me sirve y no me gusta!.... Como si fuera ayer lo recuerdo.

    Pues nada, me tocó cursarla porque para eso era obligatoria, y por lo tanto necesaria para mi formación. Pero no por ello iba a estar yo más conforme...

    El curso comenzó muy parecido a cómo Mulán empezó a realizar las tareas propias del ejército: una caída tras otra, 'yo esto no sé hacerlo', todas las tareas sin directrices fijas que al menos me dijeran cómo comenzar, 'esto a mí no me gusta', todas las tareas del revés... En fin, creo que si alguno de mis compañeros leyera esto se sentiría muy bien descrito e identificado.

    Pero claro, Orientación Profesional ha ido a dar con la más cabezona de la Tierra: la perfección personificada, la que todo le gusta hacerlo bien, todo tiene que superarlo... Osea, yo. Me puse a pensar en las tareas propuestas al principio de curso, qué me aportaban, y qué podía hacer para hacerlas bien, porque yo realmente ¡quería hacerlo bien!, pero no sabía cómo.

    'CON VALOR'. Como dice la banda sonora, con valor, así es como hay que hacer las cosas cuando se quiere hacerlas, cuando queremos superarnos a uno mismo, y aprovechar las oportunidades que nos brinda esta carrera; porque otra cosa no sé, pero VALOR le hemos tenido que echar, y MUCHO.

    Y así, 'CON VALOR' me encuentro hoy, alcanzando la flecha que estaba más arriba, en el pico más alto de mi formación, y dándole con esa flecha en la cara a los que decían y creían que no iba a poder, que esto, como no me gustaba, no iba a conseguirlo. Pues no sé hasta qué punto lo habré conseguido, pero al menos YO me siento satisfecha.

   Satisfecha, por haberme demostrado a mí misma que, aunque la tarea no sea acorde al 100% con mis preferencias e intereses personales, sé sacarle partido, sé aprovechar las oportunidades que me ofrecen y sé plantar cara a diversas situaciones a las que antes ni habría imaginado.

   Satisfecha porque he superado sin duda mis expectativas, expectativas que eran bajísimas desde el comienzo de esta asignatura. Por tanto, esa flecha última que he conseguido resulta una prueba hasta para mí misma, ya que incluso yo he llegado a pensar en algún momento que no iba a poder.

   Pero he podido. He podido con creces. y ¿por qué?

'Yo no me doy por vencido, juro que vale la pena esperar y esperar y esperar un suspiro. Una señal del destino. No me canso, no me rindo, no me doy por vencido'.


No hay comentarios:

Publicar un comentario