miércoles, 12 de junio de 2013

PROBLEMA 2: Clarificación de conceptos

   Vivimos en un mundo donde constantemente hay cambios multidimensionales, pero especialmente, nos centramos, en la dimensión socio-laboral. El hecho de que haya nuevos contenidos, métodos, medios, etc., repercute sobre la configuración de la profesionalidad.
   Nos preguntamos pues, ¿qué es la profesionalidad? La profesionalidad se define como una relación dialéctica entre el puesto de trabajo y la organización donde se ejerce, desde esta perspectiva ¿Cómo definimos esta relación dialéctica?
   Todo rol funcional de una profesión se agrupa en familias profesionales, y cada una de ellas exige un perfil profesional.
   Una familia profesional es un conjunto de cualificaciones agrupadas según criterios de afinidad o competencias profesional, que posee un tronco común de conocimientos, habilidades y destrezas, susceptibles de constituir módulos formativos diferentes.
   El perfil profesional es el conjunto de roles, conocimientos, habilidades y destrezas y valores necesarios que posee una persona determinada para el desempeño de una profesión, conforme a las condiciones socioeconómica-culturales del contexto donde interactúan.
   En resumen, el perfil profesional, es lo que se requiere para permanecer a una familia profesional u a otra.
   A la hora de buscar y seleccionar a un perfil profesional, por una parte aparecen los intereses profesionales del sistema formativo (contenidos, métodos, formas y medios de los planes y programas de estudios), los cuales sirven para la valoración de la calidad de la formación. Por la otra, se reflejan las necesidades de cualificación del sistema productivo, ya que aportan criterios para determinar la caracterización de puestos de trabajo y ofrecen una imagen o idealización contextualizada del profesional en un momento y lugar determinado. Por ello, para ser un buen profesional hay que potenciar lo que debería ser el punto de encuentro entre los sistemas formativos y los sistemas productivos.
   Para tener un buen perfil profesional existen una serie de requisitos, los cuales vienen concretados en unas cualidades y conocimientos personales a las que se les añade unas expectativas de comportamiento concretadas en unas habilidades, aptitudes y destrezas requeridas para el ejercicio laboral.
   En interacción con estos requerimientos, estos abarcan dos elementos básicos de cualificación profesional:
  1. Competencia técnica: la constituyen aquellos comportamientos y facultades para buscar información, analizar y transmitir la misma, analizar y solucionar problemas, tomar decisiones, innovar, etc.
  2. Competencia social: consiste en tener actitudes y comportamientos que exijan el contexto en el que estás realizando las jornadas laborales. Algunas competencias están en referencia a la parte personal, como la autoestima, motivación, autonomía, iniciativa, sentido crítico, etc, y otras están en referencia con el entorno de la situación laboral, como diálogo, cooperación, etc.
   Para poder ser un profesional hay que convertir el saber en saber hacer, partiendo de quién es uno mismo, siendo original y con su propia individualidad e identidad, y partiendo del saber estar y comportarse. Estas características es lo que hoy se exige para incorporarse al mundo laboral y para desenvolverse en la profesión.
   En conclusión, nosotras, como futuras profesionales de la orientación, debemos potenciar la aclaración de posibilidades personales, mediante la identificación, elección y/o reconducción de alternativas académicas, profesionales y personales, acordes a su potencial y proyecto vital, contrastadas a su vez con las ofertadas por los entornos formativos, laborales y sociales, para que cada cual obtenga un perfil profesional acorde a su ser, y pueda alcanzar un buen empleo.

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